Ricardo García Mira

El perdón es un proceso, una estrategia
psicológica de afrontamiento que exhibe la culpa del que lo pide por el
daño infligido y, sin duda, es un primer paso para la reparación. Es humano y honesto ante el que lo pide y ante los ciudadanos,
pero para que sea efectivo debe ser libre y sincero, y no forzado por
presiones, ya que perdería su fuerza reparadora. No perdonar puede
llegar a ser hasta positivo en los casos en que perdonar podría resultar
dañino, al revictimizar a aquellas personas que como las víctimas del
terrorismo, los que vieron esfumarse sus ahorros en engañosas argucias
financieras, o los que ven reducidos sus ingresos, permanecen ahora en
situación de vulnerabilidad. El perdón por una ofensa de poca
consideración puede aliviar el sufrimiento, pero puede exacerbarlo
cuando el contexto es opresivo o cuando la situación en la que se
produce el daño resulta tan incomprensible que llega a interpretarse
como una agresión. Aunque el perdón puede ser un paso hacia la
reconciliación, no perdonar puede llegar a ser tanto o más liberador.