jueves, 21 de noviembre de 2013

O PRESTIGE: XUSTIZA SOCIAL E RESPONSABILIDADE

Ricardo García Mira

A desaparición do Prestige hai 11 anos debeu ser algo así como maxia, como dicía a miña colega Adina Dumitru na recente presentación do noso libro Lecturas sobre el desastre del «Prestige» ao refrescarnos o significado etimolóxico da palabra prestige, que quere dicir «acto de maxia». Logo das mareas negras que sucederon á catástrofe, vimos aparecer e desaparecer moitas cousas: galletas de chapapote, aves no chapapote, barcos de pesca do mar, emprego, ingresos da pesca e do turismo e cartos das arcas públicas, que costearon as indemnizacións e os máis de catro mil millóns de euros que financiamos todos. 

A sentencia que agora publica o tribunal, pola que se establece como única responsabilidade a do capitán por desobediencia á autoridade, chega con decepción, deixa lagoas, e parece tamén un «acto de maxia» no que mesmo desaparecen tamén todos os responsables. Evidencia, ademais, os profundos cambios que o noso sistema de organización da sociedade necesita emprender se quere acurtar a enorme distancia que separa aos cidadáns das políticas públicas. 

Xa poucos confían nun sistema xusto polo que, ademais, hai que pagar. A cidadanía cumpriu coa súa parte, e debera ser recompensada, cando menos igual que os veciños de Angrois, e como mínimo cunha sentencia social e ambientalmente xusta. Esta condena quédase cativa, e evidencia a ineficiencia dun sistema suxeito a presións e intereses que non favorecen a xestión de responsabilidades civís, políticas e penais, sexan por acción ou por omisión. 

A minimización do risco do desastre da que hai 11 anos se fixo eco o Goberno e o intento de fragmentar a resposta comunitaria, debilitando as redes de apoio social que xurdiron, foron actos contraproducentes que aumentaron o risco percibido e a percepción da baixa capacidade nos lugares afectados para afrontar a ameaza. A consecuencia destes actos non favorece precisamente a cooperación, e produce sentimentos encontrados que dan lugar a baixa eficiencia. En definitiva, son aspectos sociais que precisan máis atención, polo impacto social que producen.

martes, 8 de octubre de 2013

PERFILES CRIMINALES




Ricardo García Mira
 
La investigación criminal y su capacidad para esclarecer una muerte como la ocurrida en Santiago ha experimentado grandes avances. El análisis de las pistas en la escena del crimen se ha visto beneficiado gracias al desarrollo científico de otras ciencias denominadas “duras” como la física, la química o la biología, pero también de las mal denominadas “blandas”, como la psicología que, desde una perspectiva interdisciplinar, han incorporado nuevos enfoques para dar respuesta, cada vez con mayor certeza, a la razonable demanda y curiosidad social por conocer las causas de tan terrible crimen.

Así, establecer el perfil de la conducta de un criminal a partir de las pruebas, ha formado parte de una ciencia denominada psicología investigativa, con recientes desarrollos, y constituye un método muchas veces inequívoco para identificar al criminal. La investigación combina, de manera efectiva, el análisis estático que proporcionan las pistas físicas, con el análisis más dinámico orientado a conocer las probabilidades de que las conductas vinculadas a un crimen hayan sucedido de un modo y no de otro. Información que, como en el caso de las pistas pendientes de analizar, deberá analizar minuciosamente el juez para adoptar una decisión correcta.

Si la sospecha se establece sobre un agresor conocido, como parece ser el caso, el método inductivo clásico, que analiza características compartidas por otros criminales con un mismo patrón de conducta, se ve reemplazado, por una parte, por el método deductivo, según el cual al análisis de la escena del crimen se une el análisis de la información proporcionada por la policía científica para deducir las características psicológicas y conductuales del criminal. A él hay que añadir el perfilado geográfico, que relaciona la ubicación de la escena del crimen con el lugar de residencia del criminal, si tenemos en cuenta que los agresores actúan siempre en un lugar y momento que posee para ellos significado personal.

sábado, 5 de octubre de 2013

MADRES QUE MATAN A SUS HIJOS



Ricardo García Mira

Las estadísticas nos hablan de que el número de ellas supera al de los varones. Tienen una tasa anual, en algunos países hasta semanal, y más de dos tercios de los asesinatos de niños cometidos por otra persona, son perpetrados por sus padres. El filicidio es ya una de las principales causas de muerte entre los pequeños. El problema es, por tanto, social y requiere prevención específica.

Se las ha asociado a pasar por momentos difíciles de gran estrés económico, a sufrir las consecuencias del desempleo, a tener en su haber algún intento de suicidio, a sufrir depresión y otros desórdenes psicológicos. Son seres humanos, frágiles, que han vivido y acumulado frustraciones desde la infancia y que comparten aún en la vida adulta. Enganchadas aún a esas frustraciones sin resolver, perpetúan esa fragilidad cual pesadilla difícil de librar.

La literatura psicológica describe varias formas que ponen de manifiesto cómo cada una desgarra profundamente sentimientos, dolor, y necesidad de liberación, y con ello aparece incomprensión y falta de sentido de realidad. La decepción de una madre que evidencia su trauma en el asesinato de sus hijos y en la experiencia del amor altruista que le hace ver en la muerte la mejor opción para salvarlos de un mundo indeseable, por su propio bien. O la de quien acaba con ellos luego de un abuso continuado de maltrato que convive con estructuras invisibles que mantienen su personalidad al límite con conductas irreconciliables que sólo evidencian trastornos. O la decepción del hijo nunca deseado que irrumpe en su experiencia vital como un obstáculo eterno. O el deseo de venganza que se evidencia en el daño al padre en medio de la lucha por la custodia. O, finalmente, la vivencia de ese delirio psicótico que la lleva a deshacerse de sus hijos sin motivo aparente.

De modo más o menos evidente, la decepción amorosa las hunde una y otra vez en ese trauma terrorífico, presa de dolor y desgarro que ocurre incomprensible e impenetrable en las entrañas de la mente.

martes, 24 de septiembre de 2013

PROVOCACIÓN Y AGRESIÓN

Ricardo García Mira


El creciente número de enfrentamientos violentos y casos de malos tratos en nuestro país dibuja una imagen que invita a hacer algunas reflexiones. Partiendo de que una distribución desigual de los recursos o un bajo nivel de integración social pueden ser factores que predisponen a una sociedad hacia la violencia, normalmente, aprendemos normas sociales y habilidades que nos ayudan a controlar esa agresividad que forma parte de nuestra naturaleza humana, y nos permiten manejar la provocación o la frustración. La misma naturaleza nos permite tomarnos un tiempo para analizar cada situación, favoreciendo así
la inhibición del comportamiento agresivo. Sin embargo, ¿qué es lo que aumenta la probabilidad de una agresión? Nuestra capacidad cognitiva para procesar adecuadamente el significado de una eventual provocación, puede verse limitada por la confluencia de dos razones: una es el alcohol y las drogas. La otra son nuestras propias emociones. Ambas interrumpen nuestro proceso de reflexión y producen percepciones ambiguas en una situación provocadora. Ante tal ambigüedad, los jóvenes se miran entre sí buscando consenso entre ellos. Si los demás agreden, ellos también. Y el alcohol, al igual que muchas drogas, terminan reduciendo esa capacidad inhibitoria que caracteriza nuestra habilidad para manejar la agresión.

Los mecanismos que explican la agresión residen en el modo en que hemos aprendido a manejar nuestras emociones, en la imitación y en el refuerzo. En nuestra sociedad la recompensa que obtiene el agresor al recibir el aliento de otros jóvenes a los enfrentamientos con la autoridad, o la tolerancia a los malos tratos que ha caracterizado a nuestra sociedad durante años, ha favorecido la imitación y compite hoy exitosamente con el castigo, si tenemos en cuenta la facilidad con la que un acusado es liberado una vez detenido.

La violencia puede llegar a reducirse cuando una sociedad es capaz de formar ciudadanos críticos, capaces de enseñar y activar normas inhibitorias, minimizando la provocación y los efectos de la violencia de medios de comunicación, y aprendiendo a identificarse con los otros, en lugar de distanciarlos y deshumanizarlos. Es aquí donde la agresión es más fácil, cuando la víctima se percibe distante y deshumanizada, favoreciendo la aparición de la desindividuación, reforzada por el anonimato o la responsabilidad difusa de la agresión -cuando ésta se produce amparada en el grupo- o por la privacidad del hogar.

PRESTIGE: AQUÍ NON PASOU NADA

Ricardo García Mira
Non é doado entender cómo o electorado galego renunciou a tirar das orellas ó partido que coa súa acción ou omisión favoreceu as condicións que levaron ó afundimento do Prestige ou á implicación deste país na ilegal e vergoñenta guerra, senón que a impresión, ó parecer, é a de que aquí non pasou nada.

En primeiro lugar, é difícil crer que Galicia teña feito a súa transición política cara á democracia, como o proban as súas persistentes estructuras caciquís e clientelares, que se manteñen mesmo para garantir o acceso ós dereitos máis básicos dun cidadán. Trátase, pois, dun asunto de educación e conciencia democrática. En segundo lugar, o Prestige danou en Galicia a unha das comunidades de maior riqueza ecolóxica de Europa. ¿Que foi da estratexia galega de educación ambiental e da política da sostenibilidade? ¿Por que non
se activaron? ¿Cal é agora a súa credibilidade? ¿Que ocorreu na mente do cidadán que olvidou o chapapote que cubriu a costa, afundiu a súa economía e danou a dignidade de todos? As indemnizacións borraron o chapapote na conciencia e reduciron a disonancia, facendo que as familias que as percibiron corrixiran a posible disposición a mudar o seu voto, alomenos mentres se viron compensados. Unha cuestión de educación ambiental. Finalmente, ¿en que sociedade vivimos que, a pesar das manifestacións e das masacres, non se cuestionou a guerra á hora de votar, aínda cando defender o valor do pacifismo chegou a significar ser radical e indesexable? É ben certo que pensar que nas eleccións municipais se vota á persoa e non ó partido implica menos coste emocional que pensar nas masacres humanas que como país estivemos a apoiar lonxe de aquí.

En resumen, educación para a democracia, para o medio ambiente, para a paz. Quizais alguén pode ter interese en facernos crer que Galicia é inmune á alteración desta tríada de cousas. Quizais somos unha sociedade máis complexa -non o creo-. Non sexamos cínicos. Non é a resposta da cidadanía galega. É a demanda de educación dunha sociedade, á que durante moito tempo, e ata hai ben pouco, se lle fixo crer que cando os seus fillos non querían estudiar era porque non valían, ¿ou non foi así? 
2 Junio 2003

ANÉCDOTA Y CURIOSIDAD

Ricardo García Mira
Un terremoto más en Galicia. En realidad, un maremoto, si tenemos en cuenta su epicentro. Aunque suele ser objeto de alarma, no deja de ser algo anecdótico que no va más allá de la curiosidad. A la vista de otros recientes movimientos sísmicos y otros desastres de envergadura más global, tanto con origen en causas naturales, como tecnológicas, despertarse ayer con uno de magnitud 5 en la escala de Richter no pasa de lo puramente anecdótico.

Un terremoto se asocia habitualmente a algo desastroso, catastrófico. Sin embargo, no tiene por qué serlo. Es una parte de la evolución de la Tierra y un efecto del desplazamiento del suelo que pisamos cada día. Forma parte de esos fenómenos aparentemente aleatorios tan difíciles de predecir con ecuaciones exactas. Es lógico que al
sentir este movimiento bajo nuestros pies la alarma se apodere de nosotros. La incertidumbre, que nos invade ante el temor de lo que pueda suceder a continuación, y la ansiedad, constituyen los cuadros más característicos. En efecto, al igual que los terremotos de Triacastela hace nueve años, el de ayer viene a producir lo que los psicólogos hemos denominado ansiedad anticipatoria , que no es otra cosa que una reacción normal de todo ser humano que experimenta este tipo de ansiedad cada vez que se sitúa ante un fenómeno retante o incierto. Y se debe a una respuesta adaptativa de pánico que trata de localizar inmediatamente la fuente de peligro para poder protegerse. Cuando nos damos cuenta de que el movimiento pasó sin más, la respuesta continúa durante un tiempo poniendo nuestra atención en lo que ocurrirá a continuación. Las réplicas se van haciendo más y más suaves, y nuestra ansiedad se desvanece también.

Nuestra respuesta al terremoto es un sentido de preocupación y vigilancia, un estado emocional que representa el miedo a lo que va a ocurrir, pero que forma parte de nuestro sistema defensivo personal, que no debe conducir a más preocupación.
23 Abril 2006

EDUCACIÓN Y PARTICIPACIÓN

Ricardo García Mira

Nos asola un nuevo desastre ambiental con un impacto trascendental en la vida pública. Como todos, con la misma sensación de impotencia y rabia contra todo el que atribuimos una pizca de culpa. Estamos ante un fenómeno multidimensional, donde aparece, al menos, una docena de causas diferentes como origen de las llamas. Todo se plantea tan increíble que de inmediato deducimos, de modo casi paranoico, que es imposible que no se
trate de algo organizado. Como parte de un proceso psicológico de afrontamiento, construimos socialmente nuestro sistema de creencias sobre los incendios, generando una creencia colectiva que consiste en admitir que lleguemos a organizarnos para atender distintos intereses, individuales, sociales o económicos, incluso políticos, que llegan al comportamiento incendiario.


Culpamos a un gobierno o a otro de un modo casi patético. Hasta nos permitimos ser casi acríticos, dejándonos cegar por nuestros criterios políticos. Otorgamos escasa importancia a la promoción de políticas que permitan estructurar socialmente Galicia, enraizada en sus valores individualistas, y promover marcos sociales participativos de gestión de decisiones, con algún nivel de vinculación, que integren a todos los actores y permitan afrontar la crisis aprovechando nuestra extensa red municipal.


Nos olvidamos de que los incendios aparecen ligados a la escasa valoración que los gallegos atribuimos al monte, como bien colectivo y parte del patrimonio natural, que conforma, de facto, una actitud ciudadana apática y desinteresada por la naturaleza, a pesar de los altos índices de conciencia ambiental que las encuestas proporcionan. Se plantea la necesidad de integrar la prevención de incendios en un marco mayor de educación social que, transversalmente, lleve la educación ambiental a la práctica en contextos formales y no formales, bien en la escuela, la industria, el ocio y tiempo libre o mismo nuestro lugar de trabajo.
11 Agosto 2006

jueves, 15 de agosto de 2013

UN SALARIO INFERIOR PARA UNA EDUCACIÓN SUPERIOR

Ricardo García Mira

Trabajar en una institución de educación superior no necesariamente implica hoy disfrutar de un salario superior a muchos empleos comunes de otros sectores. Ser hoy profesor requiere una alta especialización para actuar en espacios nacionales e internacionales muy competitivos. Además de dar las clases, se requiere dirigir investigación, publicar resultados, revisar artículos y proyectos de investigación, y, por si fuera poco, todo esto que las agencias de evaluación reconocen como carrera académica y dan acceso a los complementos que premian la excelencia, no es suficiente, porque todavía hay espacios de competición que requieren mayor incentivación y motivación de logro.

Si el profesorado deja de ser competitivo, será incapaz de conectar el valor de sus resultados de investigación con lo que es relevante en términos de economía productiva en su área de influencia. La conexión de la investigación con la innovación en el sistema productivo, hacen de la universidad un valor económico a proteger y apoyar. Por tanto, la educación superior y la investigación son hoy un valor económico que requiere garantía de estabilidad e incentivos.

La Xunta ha sido despiadada recortando el 5% de la masa salarial, suprimiendo los complementos que incentivan la excelencia y la competencia del profesorado para moverse hacia la innovación. La pérdida salarial acumulada se eleva ya a más del 30% en los últimos diez años. Las Universidades, por su parte, han sido poco creativas y esclavas obedientes en su reacción con la tijera sobre los salarios, reduciendo el consumo y, por tanto, su aportación a la economía, de los más de 7.000 profesores e investigadores gallegos. Nos preguntamos cuál es la ventaja de un trabajo que requiere tanta capacitación, si lo que retribuye esa mayor capacidad para innovar y mejorar nuestra economía productiva, nos es ahora arrebatado. El resultado es imprevisible. Lo que sí es seguro, es que una vez que conseguimos dar pasos y darnos a respetar por el mundo, volvemos nuevamente a las filas de atrás.

CELEBRACIÓN E LEMBRANZA

Ricardo García Mira

Na nosa cultura a festa non sempre estivo asociada á ganancia ou á chegada de algo conmemorable polo que incidía en positivo para unha comunidade. Tamén a perda de persoas queridas e célebres tivo un espazo e unha oportunidade para a conmemoración e a celebración festiva. 

O tráxico accidente ocorrido en Santiago esta semana non invita precisamente a celebrar nin a festexar nada, máis que o que poida traer consigo no que a esmerar a seguridade se refire de aquí en adiante; coma sempre, só aprendemos das tráxicas e evitables experiencias. 

Aínda que a vida ten que continuar, e unha festa patronal é máis que un día de festa, non ten que deixarse pasar sen espazo para a lembranza das persoas falecidas no accidente, que creceron e viviron na comunidade que as celebra.

Elo non ten que ser óbice, non obstante, a que no seu desenvolvemento se garden certas normas de respecto e discreción debida á dor e á ausencia que impactou non só sobre os máis directamente afectados, senón sobre toda a cidadanía.

RESPOSTAS CIDADÁS DE XESTIÓN DE CRISE

Ricardo García Mira

Comprender a natureza da resposta humana a unha emerxencia é un elemento crucial na xestión de crise. Unha vez máis, e antes de que calquera sistema alerte da magnitude dunha traxedia, a colectividade amosa, dilixente e de xeito inmediato, a súa capacidade de resiliencia para afrontar os primeiros auxilios para salvar ás vítimas que aínda tratan de entender o sucedido e saír de entre os vagóns sinistrados. Axudar a excarcerar, acudir a doar sangue, dispoñerse a actuar fronte ao impacto é algo que forma parte da capacidade humana e que políticos e expertos non sempre integran como parte do dispositivo de resposta á emerxencia. 

É a exemplar actuación dos veciños e a disposición do persoal de saúde e de emerxencias, que non dubida en estender máis alá o seu horario de traballo. É a resposta cidadá que se converte nunha resposta útil e solidaria que antepón o interese xeral a calquera outra manifestación particular. Deberan aprender algunhas organizacións políticas e canais lixo de información que xa se poñen rapidamente ao quite do que mellor poden rendibilizar política ou audiovisualmente.

A cidadanía anónima dá, unha vez máis, leccións de unidade e solidariedade, sen máis contrapartida. Trátase dun sistema que se autorregula só, para dispoñerse ao traballo cooperativo cos corpos de seguridade e de saúde, axudando e mobilizándose onde se necesite. Os enfoques comunitarios de afrontamento de emerxencias se basean precisamente na xestión destas capacidades innatas, coordinando esta disposición proactiva coa xestión doutros recursos do sistema, baseados na mobilización de policía, bombeiros e outros especialistas que interveñen na xestión dunha crise.

A efectividade da resposta conxunta fronte a tan tráxico accidente dá como resultado unha xestión adecuada da crise, na que o accidente, se ben, unha vez que ocorreu, xa non se pode evitar, pode reducirse o seu impacto, e iso é o que fai que os cidadáns galegos se sintan orgullosos, mobilizándose colectivamente na súa diminución.

domingo, 19 de mayo de 2013

ALCOL PRECOZ E DANO CEREBRAL

Ricardo García Mira



A idade media de inicio no consumo de alcol en España é de 16,7 anos. É a droga de maior consumo en estudantes de secundaria, e os costes socioeconómicos que resultan do incremento detectado en menores centran cada vez máis a nosa preocupación: accidentes de tráfico, violencia, delitos contra a propiedade, sexo de alto risco ou psicose, entre outros. España ten xustificado sempre o alcol en que somos un país produtor, especificamente de viño, e beber forma parte da nosa cultura, o que impulsou estratexias baseadas na promoción de prácticas de consumo responsable. Esta tolerancia hoxe, combinada con estratexias, esta vez comerciais, veu debuxando unha traxectoria que foi decaendo cara a unha desidia social.

A existencia dunha idade por debaixo da cal se prohibe o consumo de bebidas alcólicas non é infundada, senón que está baseada en investigación actual, que demostra que os menores reaccionan ao alcol de maneira diferente aos adultos. Acadan o estado de embriaguez o dobre de rápido e os danos cerebrais que experimentan durante un proceso que aínda é de maduración cerebral chegan a ser estruturais e, por tanto, irreversibles. Un exemplo é o dano producido durante o proceso de mielinización neuronal, básico en moitos procesos de pensamento, adopción de decisións, control de impulsos e maduración emocional.

Os principais factores que inflúen nas crenzas e actitudes cara ao consumo están na familia e nos compañeiros. Logo a educación desde casa para o risco é importante, aínda que non suficiente. As intervencións baseadas no traballo con normas sociais que corrixan falsas crenzas sobre o inofensivo do alcol ou o risco de beber a unha idade temperá e a promoción de programas que permitan a inclusión da educación para a saúde no proxecto de centro constitúen estratexias chave.

miércoles, 15 de mayo de 2013

ALCOL PÚBLICO E INNOVACIÓN

Ricardo García Mira

Cando fun profesor invitado na Universidade de Texas, hai xa dez anos, tiven dúas invitacións institucionais a xantar fóra da Universidade, unha ao chegar, a cargo do responsable do programa de investigación no que estiven implicado, e a outra ao finalizar a miña estancia, a cargo do director do departamento, como despedida. En ambos os casos, a factura pagouse con dous cartóns de crédito, un institucional, que deu conta do xantar protocolario, e outro persoal -do meu anfitrión-, para pagar o viño que acompañou estes eventos. Descubrín así como a Universidade de Texas, como moitas outras institucións norteamericanas, en ningún caso financia bebidas alcohólicas con cargo ao erario público.
España é diferente, aquí o alcol forma parte non só da vida social, senón tamén da vida institucional, sen prohibición expresa legal. Se tivésemos que calcular a cantidade de alcol consumido en viños españois, cócteles, xantares institucionais, ceas que se financian ao ano con cargo ao erario público en dietas, celebracións, invitacións protocolarias, sardiñadas e demais, chegariamos á conclusión de que estamos ante algo francamente inmoral, nestes e en calquera tempos que corran. Si, será legal, pero é inmoral. Sen saír de casa, contabilizamos o viño anual que dá a institución na que traballas, e de aí para abaixo, todo o que ten un cargo dá un viño por Nadal. E asombrámonos de que un grupo municipal celebre e financie con alcol o que legalmente non conta con prohibición expresa para financiar.
¿Suprimimos o alcol definitivamente da Administración pública, ou seguimos xogando a ver quen é máis hipócrita e dándolle voltas a ver quen é máis transparente coas contas? Se os impostos que gravan o alcol que se financia públicamente destinásense á investigación e a innovación, iríanos un pouco menos mal, aínda que, para ser sinceros, sería preferible que o destinasen integramente e, se non, ¿non sería mellor que se eliminase expresamente das contas públicas?

jueves, 11 de abril de 2013

DESESPERACIÓN Y RESILIENCIA


Ricardo García Mira

Suicidio, del latín sui-cidium (sui = a sí + cidium = acto de matar), se refiere al acto, deseo o intento de quitarse la vida. En la Grecia y la Roma clásicas morir decentemente, con razón y dignidad era importante, y el suicidio significó liberarse de un sufrimiento insoportable, normalmente provocado por la enfermedad o el deshonor. Hoy la conducta suicida obedece más a una salud psicológica debilitada por el estrés vital, una vejez sin protección, institucionalizada y aislada, que lleva a la percepción de soledad o de pérdida de un papel activo, social o laboral, que dé sentido a la vida. 

El origen del suicidio es multicausal. En la exploración de la historia de los suicidas se ha observado la confluencia de factores biológicos, que postulan un posible origen genético o ponen de relieve el papel de algunos neurotransmisores como la serotonina o la reducción de actividad de sus receptores, psicológicos, manifestados por la desesperación o la depresión, y sociales, asociados al impacto o al mensaje social que pretenden transmitir algunas escenificaciones de suicidio, con el riesgo que conlleva de replicación. 

La decisión de suicidio en pareja no hace sino reforzar la ruptura con las estrategias de resiliencia, que ayudan a todo ser humano en la búsqueda de soluciones para resistir esas situaciones dramáticas que conducen a la frustración, y para las que hoy la psicología cuenta con valiosos recursos de apoyo.